«Amor y virtud» de Rolly Haacht

Título: Amor y virtud: Bajo prejuicio.

Autor: Rolly Haacht.

Editorial: Onyx.

Género/s: Juvenil, New Adult, Drama, Romance.

Nº de páginas: 359.

Saga: #1 Amor y virtud.

 

 Sinopsis 

1986

Vallon – Utah

Arabia Kurbagh es una joven estudiante de enfermería que ha tenido que madurar antes de tiempo. Su vida da un giro cuando una noche lluviosa de octubre, de vuelta a casa, se tropieza con una persona que resulta ser uno de los hermanos de su mejor amiga. Está temblando por la fiebre y el frío, así que le pide que le acompañe a casa para que pueda resguardarse.

Jake Becker no está viviendo su mejor momento. Las peleas constantes con su padre, el sentirse incomprendido y la falta de comunicación con su familia le mantienen en un estado constante de mal humor y hacen que parezca una persona demasiado sombría. Además, un encontronazo con la hija del jefe de su padre no ayudará en absoluto a mejorar su relación con él.

Esta es una novela de personajes, de amor en todas sus formas y de relaciones personales. Conoce a toda la familia Becker al completo, y empápate de sus vivencias a lo largo de todo un año.

 

 Opinión Personal 

Bien, vamos a empezar a analizar el título y a aclarar, antes de que la gente rechace la lectura por los prejuicios (vaya, qué bien viene esto con el subtítulo del libro), que no es un libro romántico per se. Tiene romance, sí, pero también os digo que ¿qué libro no lo tiene? Haberlos haylos, pero pocos.

El amor que se muestra en esta novela no es sólo el amor romántico, al que nos suelen acostumbrar libros, películas y series, también nos muestra lo que es el amor de la verdadera amistad y el fraternal. Y es que la familia Becker, la cual por medio de unos u otros integrates, aparece como protagonista o secundaria, puede tener sus altibajos, sumirse en el mayor de los dramas antes de salir del anterior, pero la evidencia de lo mucho que se quieren cada uno a su manera, eso es innegable para cualquiera que se sumerja en el día a día de esta familia.

Por otro lado tenemos la palabra virtud y al principio podemos no entender muy bién qué hace en el título, incluso pensar que es simplemente porque oye, queda bien, pero no hay que leer muchas páginas para darse cuenta de que término está ahí por una razón, la cual iremos averiguando a lo largo de la novela. Y es que uno de nuestros personajes se enfrasca en la búsqueda de las cuatro virtudes cardinales según Platón: prudencia, justicia, fortaleza y templanza, para así lograr la pureza del alma.

 

Ahora que hemos dejado claro por qué el título es el que es y también hemos aclarado que no es una novela romántica como tal, nos adentramos en la trama, o falta de ella. Este es un libro de personajes, donde vamos sabiendo más y más de lo que pasa con sus vidas sin que éstos tengan un objetivo que perseguir más allá de sus aspiraciones como personas en una época de su vida en la que todavía no han terminado de descubrirse a sí mismos.

La historia comienza en un día cualquiera con una pelea familiar, nada grave ni muy diferente a cosas que nos han podido suceder a los demás, pero esa es la magia de este libro, son tantas las situaciones en las que el lector se puede sentir identificado, que no puede dejar de leer, esperando ver si el desenlace es el mismo que ellos terminaron viviendo o si, por el contrario, el destino del personaje en cuestión será diferente. Ésto no quiere decir que toda la novela sea un recuerdo de nuestra adolescencia y juventud, habrá reacciones con las que os echaréis las manos a la cabeza y gritaréis al libro, pensando que igual de esa forma, si releemos de nuevo la página, el personaje no actuará como lo ha hecho en la lectura anterior (seguid intentándolo, pero ya os aviso que no funciona). Incluso podemos llegar a escenas o enfrentamientos que nos resulten un tanto inverosímiles, pero no debemos olvidar que esta historia está ambientada en Estados Unidos, cuando recordamos eso todo vuelve a recobrar su sentido, «son americanos».

De la misma forma que el principio del libro te incita a seguir leyendo para saber más, esta sensación sigue con nosotros hasta el final del libro. No hay nada cerrado cuando pasas la página y te encuentras con los agradecimientos, y entonces nuestras ansias por descubrir qué les espera a cada uno de los personajes se apoderan de nosotros, deseando tener algún medio para exigir a la autora y a la editorial que publiquen la siguiente parte antes de la fecha anunciada.

 

El hecho de ser una novela coral es de agradecer, ya que ésto es lo que logra que conozcamos a los personajes principales de verdad, ya que, como bien advierte Rolly antes de comenzar la novela, esta es «una historia llena de apariencias», por lo que si hubiera una sola visión de la historia, ni nosotros sabríamos cómo son nuestros protagonistas tras sus máscaras, lo cual impediría que les cogiéramos tanto cariño a todos y cada uno (bueno, puede que haya a alguno que no se le coja cariño ni así, pero no importa). De hecho esta primera parte de la trilogía, rodeada de dramas familiares y muchos posibles shippeos (que nos dan la vida a los que estamos navegando entre sus peleas, reconciliaciones, conversaciones y gritos), es una clara presentación de estos personajes, con sus preocupaciones internas además de lo que va aconteciendo en sus vidas. No os hacéis una idea de la variedad de personalidades que hay, todas muy marcadas en cada uno, con sus virtudes y sus defectos, haciendo que de estos unos personajes redondos.

Rolly ha conseguido de alguna forma que todas estas narraciones tengan un sentido conjunto, haciendo que las historias se entrelacen de una forma magistral para que nunca podamos perder el hilo. De hecho le escuché decir en una de sus presentaciones que había el mismo número de capítulos narrados por cada protagonista, pero es cierto que hay dos que destacan sobre los demás porque al estar vinculados de esa forma los sucesos, tienden a aparecer en los capítulos relatados por los otros personajes.

Los personajes a destacar de esta primera parte son Jake y Arabia (Ari para los amigos). No es de extrañar cuando son los únicos mentados en la sinopsis del libro.

Jake se muestra como un chico de 20 años, sombrío, el típico rebelde sin causa que cree que todo el mundo está en su contra. En ocasiones hasta tú lo piensas, pero en otras es él quien busca esas reacciones con una forma de ser pasivo-agresiva que lo lleva a más de una pelea, ya sea verbal o física, con la gente que quiere y con desconocidos por igual. Esto es lo que cualquiera podría saber de él viéndolo desde el exterior, pero conforme se le va conociendo es un personaje al que se le coge un cariño especial, porque sí, mete la pata en más de una ocasión y hasta el fondo, pero siempre con una razonamiento detrás, aunque no siempre acertado.

Arabia es el personaje del que me he quedado ganas de saber más, es una chica con origen turco y árabe que viajó a Estados Unidos y por ciertas circunstancias terminó siendo acogida por la familia Becker. Tiene un año menos que Jake y es la mejor amiga de su hermana, Zane. De todos los jóvenes que aparecen en la novela, ella es sin ninguna duda la que ha tenido que madurar más rápido y eso se muestra en cada conversación en la que participa, es la razón de más de un personaje y su apoyo. Con ella el amor si se muestra en todas sus versiones, porque aunque tenga un apellido diferente y su sangre no sea la misma, es considerada una Becker más.

El resto de personajes son maravillosos también, pero si hablara de cada uno esta reseña se haría demasiado extensa (es posible que ya me haya pasado y algunos ni hayáis llegado hasta aquí. Gracias a los que sí). Quería hacer una mención especial a Rachel, la prima pequeña de los Becker, me parece la cosa más adorable del mundo y es capaz de sacarte una sonrisa o una lágrima con un simple gesto.

 

Destacar que la novela está ambientada a finales de los ’80, lo que implica que la gente todavía no usaba móviles, ni existía internet o las redes sociales y recordar, aunque haya sido por pequeños matices, cómo eran las cosas sin estar todos pegados a un aparato para comunicarnos de diversas formas me ha encantado.

Sólo me queda advertir a los lectores que aún no hayan tenido el placer de adentrarse en la vida de los Becker y compañía, que esta es una lectura ligera, con una prosa ágil y sencilla que facilita que al final de cada capítulo quieras más y te permitas seguir leyendo porque no se hace pesada en ningún momento, pero eso tiene sus consecuencias, y lo sabes, si no paras terminarás con el libro y si fuera por ti (al menos si fuera por mi así sería) la historia de los Becker nunca llegaría a su fin.

 

Puntuación

---

Recuerda que si hay algún libro que te interese que reseñemos, tenemos una sección de peticiones.

En caso de ser editorial o autor, tenéis nuestro correo en la sección de contacto, al igual que un formulario con el mismo fin.